miércoles, 15 de abril de 2009

Matrix

—Me imagino que te sientes como Alicia cayéndose por el hoyo del conejo— dijo Morfeo.
—Se puede decir— contestó Neo.
—Se te nota. Tienes la mirada de un hombre que acepta lo que ve porque está esperando despertar. ¿Sabes de qué hablo?
—¿La matriz?
—¿Quieres saber qué es eso?— dijo Morfeo hablando muy, muy pausadamente.
Neo asintió con su cabeza.
—La matriz está en todos lados— reveló Morfeo —. Está a todo nuestro alrededor. Incluso aquí, en este mismo cuarto. La ves cuando miras por la ventana o enciendes el televisor. La sientes al trabajar y en la iglesia; cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que han puesto sobre tus ojos para cegarte a la verdad.
—¿Qué verdad?— preguntó Neo.
Morfeo acercó su rostro al del joven y le dijo en un tono muy confidencial:
—Que eres un esclavo. Como todos, naciste cautivo. Naciste en una prisión que no puedes oler, probar o tocar: una prisión para la mente. Desafortunadamente no se le puede decir a nadie lo que es la matriz. Tienes que verla con tus propios ojos.
Morfeo abrió un cofrecillo con dos píldoras y las dispuso en cada una de sus manos. Luego añadió:
—Esta es tu última oportunidad. Después ya no puedes echarte para atrás. Si te tomas la píldora azul la historia se acaba, despiertas en tu cama y crees lo que quieras creer. Con la roja te quedas en el país de las maravillas y te mostraré qué tan profundo es el hoyo del conejo.
Neo se tomó la píldora roja y fue violentísimamente despertado por vez primera en su vida al mundo real.
—¿Qué es la matriz?— preguntó Morfeo retóricamente —. Control. La matriz es un mundo soñado generado por computadora construido para mantenernos bajo control a fin de cambiar a un ser humano en esto.
Morfeo le mostró a Neo una simple batería eléctrica: símbolo del engranaje útil que es el individuo para el sistema.
—No. No lo creo. Es imposible— replicó Neo consternado.
—No dije que fuera fácil. Pero es la verdad.
—¡Basta! ¡Déjenme salir! ¡Déjenme salir! ¡Me quiero ir!— gritó Neo. El shock de la revelación de lo que es el mundo real casi lo volvió loco.
¿Por qué casi nadie ha despertado al hecho de la amenaza islamista y demográfica que atenta contra la civilización como nunca desde tiempos en que Constantino entrego el imperio a los obispos (como sugiero en mi blog en inglés)? Si escribiera hace unas décadas usaría la metáfora de la caverna de Platón y diría que hablarles del mundo exterior a quienes viven adentro es inútil. Pero en estos tiempos del Homo videns, y de una cultura unificada por los medios, la academia y el estado, debo usar una metáfora del espíritu de la época:
—La matriz es un sistema, Neo— dijo Morfeo —. Y ese sistema es nuestro enemigo. Cuando estás dentro del sistema puedes ver a tu alrededor. ¿Qué ves? Hombres de negocios, maestros, abogados, carpinteros: justo las mentes que estamos tratando de salvar. Pero hasta que lo hagamos esta gente es parte integral del sistema, y eso los convierte en nuestros enemigos. Tienes que entender que la mayoría de la gente no está lista para ser desenchufada. Y muchos de ellos se encuentran tan metidos, son tan dependientes del sistema que lucharán para protegerlo.
Los pasajes de arriba están sacados de tres diversos momentos de la película Matrix, escrita y dirigida por los hermanos Wachowski. El último pasaje son las palabras de Morfeo a Neo cuando le da una lección a su joven aprendiz mientras caminan en las calles de una metrópoli en sentido contrario a un conglomerado de peatones: toda la fauna de la gente que forma el sistema. A continuación haré una sinopsis de Matrix para quienes no suelen ver películas de ciencia-ficción.

En un futuro no muy lejano el hombre se felicitó por haber construido la primera computadora con inteligencia artificial. Pienso luego existo, dijo la Machina sapiens. Estas computadoras se reprodujeron a sí mismas y entraron en franca competencia con sus creadores. En la guerra entre el hombre y la máquina el hombre aprovechó que éstas se alimentaban de luz solar, y en una jugada desesperada chamuscó la atmósfera de la Tierra para cortarles su fuente de energía. Pero las máquinas pensantes encontraron una manera de abastecerse: criaron artificialmente a seres humanos en enormes campos. Los cuerpos humanos que hibernaban desde que nacían hasta que morían eran utilizados vivos como baterías eléctricas: la nueva fuente de energía para la sobrevivencia de las máquinas, ahora dueñas del mundo. Pero la primera matriz o mundo soñado ideado por las máquinas pensantes fracasó: los humanos se despertaban una y otra vez, perdiéndose cosechas enteras de baterías humanas en la planta de energía. Se inventó entonces una matriz más realista que evitó que los soñantes despertaran del eterno sueño. Tanto la primera matriz como la segunda eran sistemas de realidad virtual donde, enchufados sus cerebros con cables a una matriz computacional, billones de humanos yacían en un perene estado de coma. No obstante, podían vivir sus vidas soñadas e incluso interactuaban entre sí con las sensaciones que tenemos en nuestro mundo real. Pero aún en la segunda matriz algunos humanos despertaron de la ciberprisión. Se construyó una matriz más realista, pero ocasionalmente continuaban apareciendo anomalías humanas: dotados que despertaban, se escapaban de la planta de energía y lideraban la lucha contra el totalitarismo de las máquinas. Así fue como Morfeo convirtió a Neo en un dotado guerrillero: un joven que, en el mundo virtual de la matriz, originalmente vivía de empleado en una compañía con oficinas en un rascacielos. Neo fue despertado al mundo real, fue desenchufado del sistema de engaño virtual de la sexta matriz: su cuerpo fue sacado de los campos de humanos dormidos en una violenta operación en la que casi pierde la vida. Luego Morfeo lo entrena para luchar y le da la lección citada arriba. Pero la película inicia cuando Neo se encuentra inmerso en la matriz (Matrix): un mundo de realismo virtual absolutamente indistinguible en sensaciones del nuestro, y hace contacto con un disidente del sistema, Morfeo, a través de su computadora personal.

Todo eso es sólo una película, aunque los tonos casi religiosos del filme hicieron que en 2003 una secuela fuera prohibida en un país musulmán.