lunes, 18 de abril de 2011

Despedida

Mi apellido es francés y puedo pasar por un blanco ibérico; aunque no por alguien con piel tan blanca como la de un ario o anglosajón. No obstante, un insólito hallazgo sobre la dilución demográfica tanto de blancos mediterráneos como de nórdicos transformó mi vida interna. Me refiero a la importación masiva de no caucásicos a Occidente. Tal reemplazo de población amenaza de extinción a los especímenes más bellos de Homo sapiens, como aquellas en la obra maestra de Maxfield Parrish en tiempos más civilizados.

Visualicemos en nuestra mente la situación actual en un diagrama de pie. La raza blanca cubría más del 30 por ciento de la población mundial cuando nació mi abuela. Nuestra generación, resultado de la llamada liberación sexual de los años sesenta, se redujo al 15 por ciento y la tendencia es que nos encogeremos al 5 por ciento. El invierno demográfico de la gente de mi grupo étnico es un tema censurado en los medios de comunicación. Entender el tabú me movió a subir una cantidad de entradas en mi blog en inglés, The West’s Darkest Hour.

El reemplazo de población que actualmente se perpetra en Europa, Norteamérica y Australia es la mayor traición en toda la historia de las elites contra su pueblo. Tal política migratoria a la par de nuestra suicida tasa demográfica se debe a una ideología que se ha adueñado de la cultura occidental, la cual muchos llaman “marxismo cultural” aunque prefiero el nombre antiguo, “liberalismo”.

Lo leído hasta la fecha en los blogs de los críticos del liberalismo me ha hecho ver que, a menos de que nos secesionemos para crear un Estado étnico dentro de los Estados Unidos, o de que expulsemos a los millones de migrantes de Europa, nos conducimos irremediablemente a la extinción.

Dado que combatir semejante traición requiere de cada onza de nuestra energía, el tema del maltrato a la infancia, que tantos años me costó entender, ha pasado a segundo plano. Eso no significa que me haya olvidado de lo que originalmente me motivó a escribir. Significa que de ahora en adelante lo que escriba tendrá como punto de partida la hora más oscura de Occidente: más oscura incluso que la caída del Imperio Romano ya que nuestro grupo étnico no estuvo entonces amenazado de extinción.

Una imagen vale más que mil palabras. Hace no mucho vi la película La Novicia Rebelde (The Sound of Music), la cual había visto por vez primera hace ya más de cuarenta años en la entonces espléndida sala del Cine Manacar en la Ciudad de México. Tomando en cuenta que a diario veo en los blogs de los disidentes cómo hordas de migrantes invaden el suelo europeo, una honda agonía cubrió mi espíritu al pensar, durante los primeros segundos del filme, cómo en esas verdes y otrora sacras tierras de los Alpes austriacos pulula ahora una marabunta de tercermundistas.

Pongamos un ejemplo específico. La anti-música, en la que incluyo no sólo al rap negro sino a la música populachera compuesta por morenos y blancos, refleja el extremo grado de degradación al que hemos caído hoy día. Además de la inmigración de color, la música, las costumbres sexuales y maritales valen más que mil silogismos en textos más académicos. Estas escenas familiares con la familia von Trapp en esa película que vi de niño, la perfecta antítesis de la degeneración actual, me mueven a luchar por esa cultura aunque sea una idealización hollywoodense de Salzburgo. Y no hablemos de Plummer y Andrews bailando el Ländler. Cada vez que lo veo, ahora en minipantallas caseras y tan lejos de aquellos magníficos cines de antaño, no puedo sino pensar en los nefandos bailes de las discos a través de los cuales, comparado con el gusto y la alta cultura de otra época, el hombre occidental se ha rebajado a nadires nunca vistos. Para el “Lot en Gomorra” en que me he convertido, me resulta obvio que quienes escuchan y bailan aquello se encuentran en las últimas etapas de decadencia, suicidio civilizatorio y defunción espiritual.

Nota del 25 de mayo de 2011

El presente, un texto revisado que originalmente había posteado en septiembre de 2010, representa mi despedida de Blogger. Aquellos que deseen seguir el hilo de mi odisea intelectual pueden hacerlo en un blog que abrí hoy, donde reproduzco parte de esta entrada.

2 comentarios:

Deporta dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=dVDzJjq7MtI

Felcy dijo...

Thank you for the info. It sounds pretty user friendly. I guess I’ll pick one up for fun. thank u


La migración a Australia